Conozco el rio, he soñado con llegar al final,
Sin embargo la idea de sumergirme
En sus profundidades me aterra, por eso
Me quedo aquí, donde las aguas no alcanzan
Mis tobillos, y puedo recostarme sobre las rocas a ver el cielo.
El agua refresca mi piel, siento que sana las heridas
Que han dejado mis pecados, así como esas
Consecuencias de los errores que decidí cargar.
Si muriera, entonces mi cuerpo marcharía libre
Siguiendo la corriente, y las profundidades
De sus aguas me acogerían como si fueran mi hogar.
El rio es mi esperanza, veo como otros navegan,
Los veo marchar en busca de lo que quieren y lo que aman,
Con sus miradas llenas de anhelos inalcanzables
Se adentran en sus aguas buscando un lugar de descanso,
Un lugar del que escucharon en sus sueños,
Un espacio sin momentos, ahí donde no existe fin.
Al llegar la noche, debo dejar sus aguas,
Las sombras y espectros se abren paso buscando la llama,
Yo retomo el oficio de recordar, aunque se
Que los tiempos presentes son tan llenos de soledad
Como aquellos momentos del pasado, mi memoria
Se encarga de dibujar historias felices.
Me exijo pensar que todo era mejor,
Que un solo deseo bastaba para cambiarlo todo
Y traer a la vida los sentimientos enterrados en la arena.
El rio es soledad, sé que no debería entrar ahora,
Luego el frio quemaría mi piel,
Pero esas aguas son mi obsesión repentina
Y no puedo dejarlas, hoy dormiré arropado
Por el dolor helado de sus leyendas.
No importa si no despierto,
Al menos sabré que mi cuerpo siguió su corriente,
Y quizás, al final llegue ahí,
Al lugar donde no existe fin.
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