viernes, 10 de agosto de 2012

La Tapadera

Fot Vía: Politiquendo.com


Todo indica a que aun no aun abren. El lugar apesta. Antes de llegar a la taquilla el olor a urinario se percibe y golpea los sentidos. La puerta aun está cerrada y la ventana de la caseta está quebrada pero el olor logra escaparse, pareciera que el local se pudre por dentro. Por un momento me parece que ya no está en funcionamiento. Sin embargo, antes del medio día, me dirigí a la rotonda de Bello Horizonte para asegurarme de que así fuera.

-          Disculpe, me dijeron que por aquí había un cine- le dije a un señor de edad, que se encontraba limpiando la acera de un bar – No me mal entienda. Estoy escribiendo sobre los cines porno en Managua- expresé rápidamente antes de que me respondiera.

-          Ah! El cine porno. Mire ese cine queda al otro lado, pero ahí no encuentra abierto hasta las tres- Me respondió de manera agradable.

Eran las tres de la tarde y me encontraba afuera del cine El Doral, acompañado por mi primo. Nos resignamos a soportar el calor característico de Managua y olor putrefacto que emanaba desde adentro del lugar. Sumado a esto, la incertidumbre de lo que podíamos encontrar una vez que entráramos, pues a los cines porno de la capital los cubre una manta de mitos urbanos: Personas que llegan a masturbarse, especialmente.

La puerta se abrió a las 3:30pm. Un hombre moreno vestido con pantalón crema y camisa roja con rallas blancas me ve y dice que la tanda empezaría a las cuatro. Seguido, tomó papel y lápiz y comenzó a escribir en una pequeña barra, detrás de esta hay una refrigeradora, cajillas de cerveza y rotulo que dice “Refresquería”.

Me acerqué para preguntarle el precio de la entrada, pero llamó mi atención un pizarrón con recortes. Eran hombres desnudos, musculosos y con el miembro erecto.

-          ¿Te ayudo?- Me dice. Yo volteo un poco sorprendido pero reacciono para responderle.

-          Si, mire. ¿Cuánto cuesta la entrada de la tanda?

-          30 pesos- responde, y me observa como viendo que soy nuevo.

-          Ah! Dele gracias- Le digo y salgo de nuevo a la puerta para reconsiderar mi posición.

Me siento de espaldas al local. Con la puerta abierta el olor es más fuerte. Un hombre de jeans negros, camisa blanca y gorra marca Puma me pregunta si no están atendiendo. Se lleva las manos a la boca y se come las uñas. Le respondo que en media hora empieza. En ese momento se parquea un carro Toyota Corola azul y baja un tipo regordete vestido de pantalón crema y camisa verde. Lleva una pulsera de oro laminado en su muñeca izquierda. Los dos tipos se saludan y se apartan para platicar.

Me doy cuenta que soy el nuevo. Espero que piensen que somos chavalos que andan vagueando nada más. Una aventura después de clases. Mi primo me advierte que no piensa ver ninguna “cochonada”. Entonces, decido quedarme pero antes de pagar la entrada preguntar si es un cine de porno homosexual o heterosexual.

La tanda empieza justo a las cuatro. Un individuo al que solamente logro verle el pantalón carga un balde con agua y enciende una planta eléctrica que está al lado de la puerta. El hombre de camisa blanca se dirige a pagar la entrada de manera apresurada y entra, el otro se va a hablar por teléfono dentro del carro.

Con un poco de vergüenza me dirijo de nuevo al cobrador y pregunto “¿Es porno homosexual o heterosexual?”. Se dirige a mi extrañado y después de un breve silencio asiente con su cabeza y dice “heterosexual”. Me siento aliviado, y pago la entrada de una vez. “Más vale” dice mi primo.

La entrada es más desconcertante de lo que había imaginado. Lo primero que se ve es una sabana mal colocada en la pared dónde se proyecta la película. ¿Y los asientos? No logro encontrarlos. Mis ojos aun no se han acostumbrado a la obscuridad y temo seguir avanzado por miedo a caerme, pero no hay más remedio que hacerlo pues obstruyo la pasada. Tocamos a los lados y logramos encontrar las butacas, pequeños asientos forrados con cuero barato y que hacen ruido al bajarlos. La sala es bastante pequeña, hay un portón al final detenido por una llanta, un poco de luz se filtra por las aberturas de la puerta. En el techo colgaban dos abanicos pero no funcionaban. La ventilación consistía en dos aires acondicionados que apenas servían y alborotaban el olor a polvo. Hacían más ruido que la película.

“Whiskey” era la película que estaban proyectando. Una porno amateur ochentera muy distante del “glamur” y la calidad de las producciones de hoy día. Sin embargo contaba con todas las escenas típicas de una película pornográfica: La fantasía erótica de encontrar a una mujer masturbándose, el sexo oral, posición del misionero, la famosa posición del perrito, sexo anal y la eyaculación sobre el rostro de la actriz. Y eso era todo, cambiaban los actores pero no las posiciones.

El sonido del local era deficiente, y el de la película igual de decepcionante. Solo logro escuchar jadeos que no estoy seguro si provienen de los parlantes o de algún individuo que esté masturbándose cerca de mí. La sala está prácticamente en silencio. Volteo mi cabeza y en las filas de atrás miro hombres fumando, con cerveza en la mano, ahí mismo están los hombres que vi en la entrada. Me recuerdan a críticos de arte. Con su rostro serio y brazos cruzados, observan fijamente la pantalla. Un trago por aquí y un jalón por allá. Apenas se nota el humo.

Entra un hombre a la sala, pero no se queda con el grupo de las filas de atrás. Se va a sentar solo y antes de sentarse se desabrocha el pantalón y comienza a masturbarse, antes de que pase un minuto se levanta. Asumo que va al baño a limpiarse. Cuando regresa a la sala hace lo mismo al menos otras tres veces y empieza a revisar su celular.

La puerta para dar paso a los tipos que se dirigen al baño continuamente. Sale uno, minutos después el otro, regresan casi al mismo tiempo. Todo indica que son homosexuales. De momento parece un razonamiento sin sentido, hasta que al voltear mi rostro a la pantalla veo la silueta de un viejo conocido. Un profesor de comunicación, del que se con certeza que es homosexual. Su silueta es inconfundible, su contextura fisica y estilo de vestir y además del peinado son exactos.

Él no ha notado que lo estoy viendo. Entonces vuelvo el rostro y en ese momento noto que me identifica. Se sienta delante de mí y sube sus pies sobre la butaca de adelante. Con vergüenza me dirijo a mi primo y le digo casi mudo “ese maje fue profesor mío”, no dice nada solo se ríe.

Quedo viendo y a medida que los cambios de luz iluminan partes de su rostro estoy seguro de que es él. En ese momento pienso en lo caótico que es el mundo. Partículas que chocan entre sí. Nunca imaginé encontrármelo ahí. Mi primo comienza a murmurar.

-          Oe Norman, vámonos ya hombre. ¿Por qué fue que me trajiste aquí?

-          Callate- le digo.

-          Norman, ¿Qué trastorno es el que tenés vos?- Me dice con cara de malicia- Sabés sos un enfermo.

-          Loco, cállate deja de decir mi nombre- Le suplico, pero eso no lo detiene. Se había propuesto avergonzarme, y no solamente ahí sino que esperaba que el profesor me comentara algo al respecto en clases. Por suerte ya no recibo clases con él.

-          Guardate eso maje, tu pene es asqueroso, sos un asco vámonos- Me dijo casi sin poder contener la risa.

No dije nada. Agarre mi mochila me levante y salí de manera apresurada, avergonzado y asustado a la vez. Mi primo venía detrás riéndose y cuando salió empezó a saltar. Gozando y sin poder hablar por la risa. “Loco sos estúpido, ese maje era enamorado mío, ahora va a agarrar vara” le dije molesto. Pero no le importaba del todo. Esperé quince minutos fuera del cine para ver si salía, pero no había señal de él. Sé que tiene auto propio pero no logré identificarlo. Me marché.

Aun no encontraba sentido a nada de lo que pasó. ¿Por qué un hombre homosexual iba a ver películas porno heterosexuales? Todo apuntaba a que el cine es solo una tapadera. Un lugar de encuentro, posiblemente de citas a ciegas.

Mis dudas son confirmadas cuando busco información del cine en internet. En el foro de Managua City abrieron el tema: necesito viajar a managua los fines de semana para estar con un hombre que me de una buena turca”. Una de las respuestas es “en el cine doral de bello horizonte se dan encuentro entre hombres todos los días si tienes ganas de quitarte las ganas ve ahi y puedes tener contecto con quien tu desees”.