Yo dije: Sois dioses, todos vosotros hijos del Altísimo (Sal 82:6)
¿Qué acaso no somos dioses
Hechos de barro y polvo,
Dioses hechos para el amor
Y para el odio, dioses dementes
Con rabia y lujuria en el corazón?
¿Qué acaso no somos dioses,
(quizás demasiados) dioses
Humildes o soberbios
Débiles o poderosos,
Hábiles o inútiles,
Mudos o enmudecidos,
Qué no somos, nosotros,
Los dioses más bellos e imperfectos?
¿Qué acaso no somos
Los dioses asesinos, y mentirosos
Que traen al mundo las ideas de salvación?
¿Qué acaso no somos dioses
Ignorantes del bien, del mal,
Cómplices de nuestros pecados
Y autores de nuestras desgracias?
¿Qué acaso no somos dioses
(Mortales) grandes y delirantes,
Buenos, con el bueno y el malo
Malos, con el malo y el bueno,
Dioses dormidos, con ojos abiertos,
Qué acaso no somos dioses
Hasta el final?
Yo digo que lo somos, y somos dioses
Creadores de bellas artes y ciencias,
Somos nosotros, los dioses dueños
De las músicas y las palabras,
Del movimiento, de las ciudades,
Somos nosotros, testigos de las rarezas
Y bellezas de este mundo tan pequeño,
Somos esos, los dioses que cambian
Y destruyen, los dioses en conflicto.
Somos dioses hundidos en nuestro destino,
En nuestras guerras, externas e internas,
Dioses de la perdición y el hambre
Dioses que envidian a otros dioses,
Seres que definen lo bueno y lo malo,
Yo digo que somos dioses, y lo seremos
Siempre en nuestra locura de hombres.
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