lunes, 4 de junio de 2012

Apagar la Tv no resuelve nada



Hace unos cuantos meses, cuando mi adicción a twitter apenas comenzaba, hacia una pequeña comparación entre las ventajas de informarme por medio de esta red social y dejar la televisión apagada de una vez por todas.

Mantengo mi posición. Prefiero leer un tweet, y buscar la noticia en línea, antes que ver el noticiero del medio día o la edición nocturna.

Mi descontento con la televisión nacional (de cualquier tendencia) se da por su falta de responsabilidad social. ¡Sí! Los medios de comunicación social (en especial la televisión) son responsables de muchas situaciones que afectan consciente o inconscientemente a nuestra sociedad.

Más allá de exigir “la verdad” o “la objetividad”, o determinada orientación política a las televisoras (porque seamos honestos, todos tenemos una orientación, y sabemos qué y que no queremos escuchar) deberíamos exigirles responsabilidad.

Con esto me refiero a la abolición de la nota roja, y a la revisión de su programación: Laura en América, Casos de La Vida, Acción 10, Crónica TN8, la infinidad de novelas que transmiten por la mayoría de las televisoras, no son programas nada educativos y están completamente alejados de nuestros valores y cultura.

Me puse romántico. La brecha entre ricos y pobres también es consecuencia de la nota roja, y del mediocre ejercicio del periodismo que se vende (no por unas cuantas monedas) por dos pedazos de cuajada. “La realidad” ofrecida por los que justifican la nota roja crea la inseguridad, el miedo y la exclusión porque la noticia tiene una orientación clasista. Ninguna de la cámaras de crónica TN8 o Acción 10 se adentra en los residenciales o las “zonas pudientes” de la capital.

Pero, si dejamos de un lado la nota roja, la programación no mejora. Es una lástima que existan tantos canales (2-4-6-8-9-10-11-12-13-14-15) con programación tan mediocre. Existen muchas posibilidades de utilizar la televisión para potenciar el desarrollo de una sociedad (y no hablo de quitarle la diversión a nadie, su Sábado Gigante y su Bienvenidos están a salvo) pero se desperdicia en juegos, trivias, talk shows etc. alejados completamente del contexto nacional.

Una vez tuve la oportunidad de preguntarle al relacionista público de canal 2 (un viejito cuyo nombre no recuerdo) porque no se invertía más en producción nacional en vez de gastar lo que gastan (no tomo notas nunca, lo siento) en comprar episodios de telenovelas, su respuesta fue algo parecido a: En el Sistema Sandinista de Televisión todo corría por cuenta del estado, ahora las televisoras son privadas y las telenovelas nos hacen ganar dinero.

Nos quejamos de que el talento se pierde, de que el periodismo es mediocre, y nos llenamos la boca diciendo que es mejor leer y apagar la televisión. No obstante, somos nosotros los que la dejamos encendida y vemos lo que transmiten con indiferencia e ignorancia; o los que la apagamos y esperamos que la próxima vez que la encendamos “algo” haya cambiado.

Pero apagar la Tv no resuelve nada.

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